-¿No tienes miedo de lo que pueda ocurrir? ¿De que algún alma se vengue de tus pecados?
-Todas las noches cuando me acuesto espero que así sea.
- Cogió el macuto colocándoselo en el hombro derecho- y todas las mañanas pienso, que mientras una princesa egoísta me siga hasta el final, todos mis pecados están perdonados.
-¿Cómo sabes que no es ella la que está dañada por tus actos?
- No lo sé, nunca podre saberlo, pero si algún día quiere vengarse será un placer que su cuchillo sea el que corte mi cuello.
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